DSC_0048Permítanme que, tomando como punto de partida un diálogo verídico que mantuve ayer, derive hacia una astracanada o sainete sobre las posibilidades comerciales y turísticas que tienen en el fondo los procesos penales, aprovechando la repercusión pública que toda actuación penal tiene hoy en día, con independencia de que la misma sea o no de interés público.

Ayer a las diez de la mañana, cuando había salido del despacho para tomarme un café, y estaba en la confluencia entre las calles San Miguel y Reina Esclaramunda, se dirigió a mi un grupo formado por tres matrimonios de jubilados españoles, disfrutando de unos días de vacaciones en Palma, teniendo lugar el siguiente diálogo:

–Perdone, joven –dijo uno de los señores­­­–, ¿es usted de aquí?

–Buenos días –contesté–. Si señor, soy de aquí. ¿En qué le puedo ayudar?

–¿Nos podría explicar cómo llegar desde aquí al Paseo Sagrera, por favor?

–Cómo no –dije–. Verá usted: siga por esta calle hacia abajo; llega a esa plaza que desde aquí se ve; después…

–Sabe –intervino en ese momento otro miembro del grupo–, es que queremos ir a ver el Juzgado.

–¿el Juzgado? –pregunté, extrañado–. Pues les han informado mal, porque en el Paseo Sagrera no hay Juzgados. ¿A qué juzgado quieren exactamente ir ustedes?

–Queremos ver la rampa por la que bajaba Urdangarín. Es que como ya hemos visto todo de la  ciudad, nos sobra tiempo y ha salido tantas veces en la tele… pues nos hace ilusión verla. Y si ya pudiéramos ver al juez Castro…

-Ahhhhhh –exclamé, muy divertido y aguantando la risa–. Pues nada, yo se lo explico, que además está aquí al lado. Tiren por esta calle hacia abajo….

Les ahorro a ustedes el resto del itinerario, pero vamos, que se lo expliqué. Muy agradecidos y felices, los seis ancianitos se despidieron y marcharon hacia su destino. Yo, por mi parte, retomé mi propósito y me encaminé al bar a tomarme mi café, donde, aprovechando la buena relación con las personas que lo atienden y la clientela habitual, conté a la anécdota.

–Ah –dijo una parroquiana–. A mí el otro día me pasó algo parecido. Tengo el aparcamiento en un edificio al lado de los Juzgados y al salir después de dejar el coche me encontré a un grupo de gente encantada haciéndose fotos en la rampa….

Y entonces lo vi claro. Con la que está cayendo, ¿cómo puede ser que no se le haya ocurrido antes a nadie? ¿No queremos desestacionalizar el turismo? ¿No se organizan en otros países tours por las localizaciones de películas o series? ¿No se sienten atraidos irremediablemente nuestros visitantes, impulsados por el morbo o la mera curiosidad, hacia la rampa de los juzgados penales de Palma, para hacerse una foto como si de un enclave más de interés de todos los que tiene nuestra ciudad se tratara? Pues aprovechémoslo y promocionémoslo, leñe. ¿No está de moda el turismo temático? Pues ahí lo tienen: el circuito Urdangarín. El vía crucis Urdangarín (que nos sirve especialmente para Semana Santa). Turismo judicial…. Llámenle como quieran. Si ya vienen solos, ¿qué es lo que no se podría lograr con una buena campaña?

Solo hay que echarle un poco de imaginación para que la oferta sea atrayente. Fíjense, sin pararme a pensar mucho, todo lo que se me ha ido ocurriendo:

Posibilidad de colocar publicidad a lo largo de toda la rampa, como pasa  en todo el recorrido en los aeropuertos desde que sales del avión hasta que recoges la maleta. ¿Se imaginan?: “conozca Quatar…”, por ejemplo…

Posibilidad de visitar el edificio y hacerse una foto con Primo, el guardia de seguridad más famoso de España y, me atrevería a decir, del mundo, a quien seguro usted ha visto en más telediarios que a los propios procesados. Excelente profesional, y mejor persona si cabe este Primo. Eficaz, discreto (excepto por su tamaño) y amable.

Posibilidad de hacerse una foto en la rampa, como si fuera usted una de las celebridades que debe recorrerla por obligación…

Posibilidad de hacerle sentir como un verdadero imputado: sonido ambiente increpador al bajar la rampa; podemos poner unos maniquíes simulando ser público; otros como si fueran periodistas, actores caracterizados como reporteros gráficos disparando fotos con mucho flash cuando salga usted del mismo ascensor en el que aquel imputado subió hasta la segunda planta….

Podría colocarse una reproducción a tamaño  real de los imputados y procesados más famosos para que el visitante pueda hacerse una foto con ellos. Es más, imagínese el efecto si uno de esas reproducciones es un policía sin cabeza: usted se sitúa detrás, de forma que su cabeza, coronada por una gorra que se pone a su disposición, ocupa ese hueco, de forma que ¡usted es el policía que aparecerá en la foto, que luego enseñará orgulloso a familiares y amigos!

Con un poco de suerte, puede usted, desde los avistaderos que se instalarán al efecto (como los que se usan en parques naturales para observar aves, por ejemplo) ver llegar al juez Castro en su bici, como hace muchas mañanas. Aquí alguien tendría que hablar con Su Señoría, para con un poco de buena voluntad coordinar horarios para el buen éxito del programa turístico, que no es lo mismo, siendo uno de los principales reclamos del tour, verlo en directo que en el telediario…

Siéntase como un periodista: le equipamos de micro, cascos, cámara y le enseñamos los secretos de una de las muchas furgonetas que se instalan en los aledaños del juzgado un par de días antes de las declaraciones, haga una crónica de cómo van vestidos los distintos sujetos que interveniente en los procesos –abogados, procesados, jueces, funcionarios…– a modo de lo que se ha hecho ultimamente con los jueces de la Audiencia Nacional y critique, critique si lleva mocasines castellanos con traje, no se corte, que en Madrid lo hacen…

Paneles informativos con la historia del edificio, antigua sede del colegio La Salle…

Postales y posters con imágenes de los paseillos, vídeos, camisetas, fundas de móvil….

Visita a un calabozo de los que hay en el juzgado…

Tenderete de merchandising del Ayuntamiento de Palma para explotar su marca comercial, esa de Passion for Palma (por cierto, a mi no me gusta nada)…

Foto bajo la actual placa de “La Rambla”, hasta ahora “Rambla dels Ducs de Palma de Mallorca”, que está muy cerca, y de ahí a la Audiencia Provincial hay solo un paso….

Posibilidad de que el guía de la visita  le ponga al día de  los chismorreos sobre las actividades lúdico-deportivas que se llevan a cabo en edificios oficiales colindantes…

Posibilidad de combinar viaje, hotel y entrada segura, aprovechando que son públicas, para asistir a una de las vistas de juicios por corrupción, en plan final futbolera….

Posibilidad de participar en talleres prácticos para acercar el mundo de la Justicia al ciudadano. Actualmente, dos propuestas en nuestra oferta:

-a) Siéntase como un justiciable: taller interactivo en el que usted paga una tasa judicial, creyendo que es un juego, y luego resulta que no se la devolvemos. Santa Rita Rita, lo que se da no se quita….

-b) Siéntase como un abogado: póngase una toga y quédese a dos velas cuando le pida al cliente provisión de fondos y le diga que no puede pagársela porque tiene que pagar la tasa.

En fin, que sí, vale. Que todo esto no deja de ser un mero desvarío, pero…. no me negarán que tiene su aquel, ¿eh? Si yo supiera realmente de esto hasta presentaba una propuesta.

Por cierto, nota final: como verán nuestro programa no contempla actuación alguna que atente contra el secreto de sumario, que aquí somos muy respetuosos con esta cuestión. Y, por supuesto, mi respeto hacia todos los profesionales de la Justicia, cuyo trabajo se respeta y valora, con independencia de que se pueda discrepar jurídicamente de alguna puntual . Lo expuesto no deja de ser un mero ejercicio de humor que espero así sea interpretado.

Foto: la famosa rampa. Instantánea obtenida por el autor de este artículo.