La transformación de la oficina judicial y el expediente judicial electrónico conforman los dos pilares básicos del plan de modernización de la Administración de Justicia. La transformación de la oficina judicial −amén de la descarga de competencias/atribuciones procedimentales en el Secretario Judicial, de forma que el Juez se limitará al ejercicio de funciones jurisdiccionales, que bastante tiene con ello− se fundamenta en que la misma deje de ser una estructura cerrada (juez+secretario+funcionarios adscritos) en la que se desarrolla toda la vida del expediente judicial, desde la asignación del conocimiento de una demanda hasta la total ejecución de la sentencia que se dicte.
Grosso modo, a partir de ahora, cada Juez pasará a tener solamente dos funcionarios asignados directamente (La Unidad Procesal de Apoyo Directo, UPAD) con concretas funciones de apoyo a sus funciones jurisdiccionales (en palabras del Ministro Caamaño, esta unidad funciona como el equipo administrativo y técnico del Juez o Magistrado); Cada dos jueces recibirán para determinadas cuestiones el apoyo de un Secretario Judicial, y todo lo demás se pasará a tramitar y gestionar a través de Servicios Procesales Comunes (general, ordenación del procedimiento y de ejecución), que no estarán adscritos a ningún órgano judicial concreto, sino que, bajo la dirección de un Secretario Judicial, prestarán servicios a varios de ellos. Según el Ministerio, su diseño se ha concebido para mejorar la eficacia, la eficiencia y la transparencia de las actuaciones judiciales, agilizar la resolución de trámites y procesos, y fomentar la cooperación y coordinación entre las distintas administraciones. Su puesta en funcionamiento responde, por lo tanto, al compromiso con un servicio público próximo y de calidad, conforme a los valores constitucionales y ajustado a las necesidades actuales de la ciudadanía.(fuente, página web del Ministerio de Justicia).
Todo eso es muy bonito y suena muy bien, pero para que este nuevo modelo funcione es absolutamente fundamental contar con el segundo pilar de la reforma, el expediente judicial electrónico, en marcha: la pluralidad de espacios o dependencias donde se ubicarán todos los funcionarios/servicios que deberán intervenir en el expediente judicial supone que éste, en su formato tradicional en soporte papel, tendrá una vida “trashumante” que va a provocar, ya lo verán Ustedes que la tramitación de los procedimientos se alargue y que todos, justiciables, funcionarios y profesionales de la Justicia nos volvamos majaretas.
Y no solo soy yo, humilde abogado de provincias, el que ha llegado a esa conclusión. Lo dice hasta el propio Consejo General del Poder Judicial en informe del Pleno emitido el 27 de enero de 2011 en relación con el anteproyecto de ley de uso de las nuevas tecnologías en la Administración de Justicia:
Este nuevo modelo organizativo implica un elevado número de itinerancias del procedimiento, que en caso de no contar con un Expediente Judicial Electrónico que circule entre las distintas unidades de la oficina judicial a través de redes de comunicación adecuadas y seguras, supondrá constantes y repetidos desplazamientos de los expedientes entre la Unidad Procesal de Apoyo Directo y los distintos Servicios Comunes Procesales, con el consiguiente incremento en la duración de la tramitación, amén de la dificultad de identificar la ubicación del expediente en cada momento procesal. Y si el CGPJ lo dice así, como será en realidad…
Es decir, que justiciables y profesionales de la justicia (los de los lados de la mesa) de las plazas agraciadas con la condición de conejillos de Indias de la nueva oficina judicial (en una primera fase Burgos, Cáceres, Ciudad Real, Logroño, Murcia, Palma de Mallorca, Ceuta, Melilla, además de la Audiencia Nacional; y en una segunda fase se incorporarán León, Cuenca, Mérida…), literalmente, nos vamos a comer un marrón con mayúsculas, que se irá haciendo más grande a medida que se vayan incumpliendo los plazos para la implementación del expediente judicial electrónico, que a eso de las dilaciones y retrasos a los españoles no nos gana nadie. Muchas gracias, Sr. Ministro.