Dentro de mis tareas como profesor en el Máster de Abogacía que organizan conjuntamente la Universidad de las Islas Baleares y el Ilustre Colegio de Abogados de las mismas islas, se encuentra este año la tutela del trabajo final de dos grupos de alumnos.

Se trata de plantearles un caso judicial real en el que cada uno juega el rol de abogado de una de las personas implicadas en el asunto, debiendo redactar los escritos que correspondan a su posición en el litigio, partiendo de los datos y documentos que les facilito.  En concreto, mis alumnos han trabajado, debidamente anonimizado, sobre un pleito por vicios constructivos.

Entre los escritos a redactar exigidos por la dirección académica del master se encuentra el desarrollo de la audiencia previa y un esquema de las conclusiones a exponer en el acto de juicio, finalizada la práctica de la prueba.

¿Y cómo se preparan el esquema de las conclusiones del juicio? Preguntan mis alumnos. Hace un año, más o menos, leí un interesante artículo al respecto en un blog jurídico, pero ni lo guardé ni recuerdo autor o blog. He intentando localizarlo, sin éxito, pidiendo auxilio vía Twitter, porque quería recomendarles su lectura. Así que, a falta de pan… buenas son tortas: he redactado una serie de consideraciones al respecto que, un poco pulidas, ofrezco a continuación, por si a alguien más pudieran servir de ayuda para la preparación de esta actuación, que merece más atención de la que solemos prestarle.

Consideraciones que deberemos tener en cuenta para preparar nuestras conclusiones:

1.- Las conclusiones se exponen de viva voz, una vez practicados en el acto de juicio todos los medios de prueba, normalmente sin solución de continuidad: no se suele conceder una pausa (salvo honrosas excepciones) de un par de minutos para reordenar ideas antes de realizar la exposición final. Y tampoco la hay entre la exposición del demandante y la del/os demandados.

2.- Debemos tener en cuenta, además, que nuestro cliente estará en la sala y nos estará escuchando y, de paso, evaluándonos. Por tanto, hay que aparentar seguridad, determinación y ser claros y ordenados en nuestra exposición. Por muy bien que expongamos nuestras conclusiones podemos perder el pleito, por supuesto. Pero si nuestro cliente nos ve nerviosos, o improvisando, o pasando de una cuestión a otra sin ton ni son… tengan por seguro que nos responsabilizará de la derrota judicial. En cambio, si nos ve tranquilos, realizando un discurso hilado, coherente, seguro, claro… pensará que, aunque haya perdido, no podían haberse presentado y defendido mejor sus pretensiones.

3.- No tendremos tiempo ilimitado para realizar nuestra exposición: el juez nos dará entre 5 y 10 minutos para presentarle nuestro análisis. Por tanto, debemos optimizar y rentabilizar el tiempo del que dispongamos: no se trata de repetir de pe a pa el contenido de nuestros escritos y posicionamiento (que eso ya está  puesto por escrito en el expediente), sino de resaltar los elementos de la prueba practicada que apoyan nuestra versión de los hechos controvertidos (que es sobre los que versa la prueba) y relacionarla con nuestros argumentos jurídicos.

4.- Exponer de forma oral nuestras conclusiones no es leer un escrito de cinco folios. «Exponer» y «leer» no son verbos sinónimos. Puedes leer una frase, una cita de una sentencia, pero no leer cuatro folios de un tirón. Como el Capitán Garfio a Peter Pan1, los jueces “odian” a los abogados que leen y leen

5.- De lo hasta ahora expuesto se deduce que  las conclusiones no se improvisan, sino que debemos tenerlas preparadas y tener claro lo que queremos decir. Debemos recordar que las pruebas se proponen y practican para el esclarecimiento de los hechos controvertidos. Por tanto, debemos ligar hecho y elemento de prueba que acredita nuestra versión.

6.- En cualquier procedimiento, de la lectura de la demanda, contestación, análisis de los documentos incorporados al juicio y estudio de los informes periciales ya tendremos claro en qué nos podemos apoyar y cómo enfocaremos la práctica de las pruebas. Por tanto, la preparación no es tan difícil.

7.- Aparte de lo que ya sabemos, hay que aprovechar sobre la marcha aquello que se diga en la sala y que nos pueda beneficiar. Por ejemplo, no sabemos lo que puede declarar un testigo propuesto por la otra parte, pero puede que diga algo que nos favorezca. Les pongo un ejemplo real, de juicio que tuve hace unas semanas: un constructor demanda al promotor de una vivienda unifamiliar, reclamando cierta suma de dinero por trabajos ejecutados y no pagados. Entre esos trabajos incluye un número metros cúbicos de excavación realizados por medios manuales. En la contestación a la demanda no discuto el número de metros, pero mantengo que la excavación se ha realizado por medios mecánicos, que tiene un precio unitario sensiblemente inferior (no es lo mismo meter una excavadora a sacar tierra que un obrero con una pala) y acompañé un informe del arquitecto de la obra (que declaró también en el acto de juicio) que decía que todo se había hecho mecánicamente. En el acto de juicio el demandante, al responder a mis preguntas, reconoció que la excavación se había hecho por medios mecánicos. Esa contradicción es algo que incorporé a mis conclusiones, por cuanto me favorecía plenamente.

Teniendo en cuenta todo lo expuesto, ¿cómo debe ser  mi esquema de conclusiones?

1.- Previo: ¿Cómo arranco mi exposición? Yo suelo hacerlo con una frase similar a la siguiente: “De los medios de prueba practicados en este acto se desprenden suficientes elementos de prueba que acreditan…” y añado mi pretensión, como podrá ser “el derecho de crédito de mi mandante frente al demandado, origen de este pleito”; o “la no responsabilidad de mi cliente, en calidad de constructor, en cuanto a los vicios constructivos que presenta la vivienda de los actores”.

2.- Se aconseja llevar nuestro esquema  por escrito. No debemos jugar a “yo ya me acuerdo de todo”. Seguramente estaremos nerviosos (yo siempre, después de 25 años, siempre tengo un puntito de intranquilidad). Tener al alcance de la mano un guión ayuda a tranquilizarse y nos ayuda a no olvidarnos de ninguna de las ideas que queremos traer a colación.

3.- En mi esquema anotaré por separado los hechos controvertidos sobre los que ha versado la prueba y junto a cada uno relacionaré los elementos de prueba que acreditan o apoyan nuestra posición y que ya conocemos, y dejaré espacio suficiente para anotar aquello que en el curso del juicio se ponga de manifiesto y refuerce nuestra posición en relación con ese hecho controvertido. Por seguir con el ejemplo que he puesto de la excavación, podría ser algo así:

A.- En cuanto a si la excavación en obra se hizo por medios manuales o mecánicos.

Del despacho podrá llevar escrito que “el arquitecto …………………. , no solo en su informe de fecha … acompañado con la demanda, sino también en su declaración en esta sala, ha afirmado con rotundidad, y explicado a Su Señoría que la excavación se hizo con una excavadora”. Me estoy adelantando a la declaración en sala, pero en principio yo ya sé lo que va a declarar el arquitecto, porque es de los míos. En cualquier caso, al principio uno tiende a redactar frases completas para sus esquemas o conclusiones, pero con los años simplemente anotas ideas.

Detrás de eso dejo espacio suficiente antes del segundo hecho para añadir una posible nota, como sería el caso comentado: al meter la pata el demandante en su declaración y reconocer que la excavación no se hizo de forma manual, aquí a mano en la sala habré añadido una nota al respecto, para no olvidarme “ojo, demandante reconoce que usó excavadora”. Obviamente, esta nota estará menos elaborada en cuanto a su redacción, pues es una anotación que hago sobre la marcha para no olvidarme de decirlo. Será verbalmente cuando le daré el debido énfasis, mediante un cambio en el tono de voz, gesticulación…etc.

Lo mismo se lo podemos aplicar a los demás hechos controvertidos. No en todos habrá ocasión de añadir notas y solo contaremos para su defensa con lo que ya sabemos, pero debemos ser precavidos y dejar ese espacio, por si acaso.

4.- No tenemos limitación de espacio: no seamos cicateros con el papel. En ningún lado está escrito que todo lo que queramos decir quepa en una cuartilla o en una cara de un folio.  Las cosas quedan más ordenadas, más grandes y se localizan mejor en dos folios (o en tres) que en uno.

5.- Si queremos destacar alguna sentencia en particular, o un comentario doctrinal concreto, lo haremos, pero con  moderación y leyendo lo estrictamente necesario. Es una buena estrategia, aparte de los datos en sí de la sentencia, facilitar los datos de referencia de una base de jurisprudencia, por si el Juez la quiere buscar. En cualquier caso, o llevamos impresa solo la parte que os interesa citar o bien, si llevamos todo el documento, las líneas a leer deben estar debidamente resaltadas para facilitar su localización.

Deberemos decidir si esa sentencia o cita doctrinal la traemos a colación ligada a un hecho controvertido, y entonces la llevamos anotada en su espacio, o bien como algo aparte.

Lo mismo podríamos aplicar en cuanto a la cita de preceptos legales.

5.- Conclusión: Aquí pedimos, introduciéndolo con un una simple frasecilla tipo «a tenor de lo expuesto…», la estimación o desestimación demanda. Deberemos tener en cuenta que en muchas ocasiones, cuando pedimos la desestimación de la demanda lo hacemos por motivos meramente formales, por cuanto de la prueba practicada se desprende irrefutablemente la responsabilidad de nuestro cliente. En estos supuestos, deberemos sopesar si podemos  plantearle al Juez alternativas para minimizar daños. Pondré un ejemplo:

En un juicio por vicios contructivos el perito judicial determina que los vicios relacionados en la demanda existen y que, además, son responsabilidad de nuestro cliente. Pero el perito discrepa de la solución técnica propuesta en el dictamen acompañado con la demanda, lo que supondrá una cuantificación económica distinta de la reparación, que nos resulta más favorable. En este caso, mantendremos la petición de desestimación de la demanda, aunque sepamos que no vamos a tener éxito, y añadiremos la petición, para el caso de que esa desestimación sea rechazada, que la condena de nuestro cliente se fije siguiendo el criterio del perito judicial y no el del perito del demandante.

6.- Petición de condena en costas: Expondremos a quien y por qué deben imponerse las costas causadas por nuestra intervención en el procedimiento, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 394 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, teniendo en cuenta cuando nuestro papel es el  de demandados principalmente dos cuestiones:

El criterio para la imposición de costas es el de vencimiento absoluto. Por tanto, si vemos que la estimación de la demanda va a ser parcial, es decir, que no le van a dar la razón al demandante al cien por cien, pondremos de manifiesto esa circunstancia a fin de solicitar que no se haga expresa imposición de las costas a nuestro cliente, lo que ya sin duda constituye un triunfo. Ojo,que la contraparte lo que alegará en estos casos es, aunque no se acojan todas sus pretensiones, la estimación esencial, es decir, del grueso de las mismas, circunstancia en la que la jurisprudencia también ampara la condena en costas.

Y aunque intuyamos que la estimación de la demanda, por como ha ido el juicio, va a ser absoluta, argumentar sobre las dudas de hecho o de derecho para evitar la condena en costas, ya que ello está previsto en el propio artículo 394 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.

Por añadir algo más, decir que deberemos tener en cuenta el origen de nuestra presencia en juicio sobre todo cuando la intervención de nuestro cliente se debe a su llamada al amparo del artículo 14 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, dado que no será lo mismo si el actor se ha opuesto a esa llamada o bien se ha conformado con la misma y ha ampliado su demanda contra nuestro cliente.

Y, por último, unos consejos, gentileza de la casa:

•             Recordad: no leáis. Podéis echarle un vistazo al guión, a la chuleta, pero no leáis o hacedlo lo menos posible.

•             Mirad al Juez, que es a quien os dirigís, captad su atención.

•             Ya puestos, echadle una miradita a vuestro cliente si le nombráis en vuestra exposición; o al contrario; o al abogado oponente.

•             Cambiad el tono de voz cuando queráis destacar algo. Gesticulad con moderación también para lo mismo: enfatizar algo. Hay que                          hacer interesante nuestro discurso

•             Asumid que os pondréis nerviosos, es lo normal, al principio y después de muchos años.

•             Nunca está de más ensayar en casa o en el despacho con el guión/esquema delante. Es una forma de memorizar su contenido y, por lo                tanto, de no necesitar en sala mirar tanto al papel.

•            Recomendable tener un lapicero o similar en la mano mientras hablamos, y con un doble objetivo: a medida que avanzamos en nuestra               exposición vamos marcando en nuestro esquema los puntos que ya hemos tratado. Y, por otro lado, como Dumbo y la pluma que le                   ayudaba a volar, apretar con fuerza el lápiz ayuda a disimular los nervios. Ojo, apretar el lápiz con una mano, no sujetarlo como                               Dumbo, que causa mal efecto en la sala.

En fin, ahí lo dejo, con la invitación a todo aquel que siga otro método para preparar sus conclusiones, o considera interesante añadir algún punto a este esquema, contribuya a enriquecer el contenido de esta entrada mediante sus comentarios.

(1) “Yo odio, yo odio, yo odio a Peter Pan”. Dustin Garfio Hoffman en Hook (1991, Steven Spielberg)