Estos días ha sido noticia en prensa y objeto de comentarios en redes sociales la decisión de distintos centros sanitarios de dejar de llamar a los pacientes por su nombre y apellidos cuando les toque el turno de consulta, y sustituir ese método por otro que permita mantener  su intimidad.

 

El Ministerio de Justicia, celosón, dijo “yo también quiero” y decidió hacer lo mismo con los llamamientos a Sala de partes, testigos y peritos. Sin embargo, los resultados de la prueba piloto han sido tan desastrosos que finalmente se ha desechado la idea. ¿Por qué? Lean el informe al que este despacho ha tenido acceso.

 

INFORME SOBRE PRUEBA PILOTO DE ANONIMIZACIÓN

DE LA LLAMADA A SALA DE PARTES, TESTIGOS Y PERITOS

 

DESTINATARIO: Sra. Ministra de Justicia del Gobierno de España.

 

 

ANTECEDENTES

 

Ante la aparición en distintos medios de comunicación de la decisión de diversos centros sanitarios de  no llamar a la consulta a los pacientes por su nombre y apellidos, en aras a respetar su intimidad ante el resto de los pacientes y personal sanitario, el Ministerio de Justicia sopesa la posibilidad de trasladar esa iniciativa a la Administración de Justicia, de forma que en la llamada a partes, testigos y peritos se deje de vocear su identidad por los pasillos de las distintas sedes judiciales.

 

Siendo varias las alternativas a implementar en aras a garantizar la salvaguarda pública de la identidad de las personas referidas, para tener la seguridad de la eficacia práctica de la solución que finalmente se adopte, se decidió llevar a cabo una prueba piloto con todas ellas en los distintos juzgados y tribunales del partido judicial de Palma de Mallorca.

 

Es el objeto de este informe trasladar al Ministerio el desarrollo y resultados de la antedicha prueba piloto, ordenando la exposición por métodos de llamamiento.

 

DESARROLLO DE LAS PRUEBAS  Y RESULTADOS

 

MÉTODO DISPENSADOR DE TURNO

 

Se instalaron en el exterior de distintas Salas de vistas aparatos dispensadores de tickets de turno, como en las pescaderías, carnicerías, panaderías y fruterías, al entender que éste era ya un sistema de conocimiento extendido entre la ciudadanía, lo que facilitaría su implementación.

 

Los resultados de la prueba han sido negativos, dado que se han puesto de manifiesto de forma reiterada dos incidencias graves:

 

1.- La gente es muy espabilada, y como ya saben que te hartas de esperar en los pasillos, algunos han optado, antes de entrar en el Juzgado, por pasarse por el Mercadona  para birlar del rollo de turno de cualquiera de las secciones un ticket con el número bajo y así poder entrar de los primeros y tener el resto de la mañana libre. Con tal de acabar cuanto antes, a la gente le da igual en qué juicio entre, aunque no sea el suyo, lo que ha dado lugar a que las vistas se hayan desarrollado sin pies ni cabeza. Por otra parte, esta práctica ha generado serias trifulcas en los pasillos, ya que al producirse los llamamientos los listillos resulta que tenían el ticket de otro color que los del dispensador ministerial, y no vea usted, señora Ministra, las que se han llegado a montar.

 

2.- Se ha detectado que a primera hora de la mañana componentes de distintas mafias arramblan con los rollos de tickets y proceden a su reventa en la puerta de acceso al edificio de los juzgados, obteniendo pingües beneficios, ya que los números bajos se cotizan a muy buen precio.

 

MÉTODO PETOS DE COLORES

 

En los juzgados civiles se ha probado a facilitar petos de colores para diferenciar a los testigos y peritos de una cada una de las partes: azul para demandante y rojo para demandado, añadiéndose tantos colores como personas ocupen la posición de actor o demandado. Luego, el agente judicial va saliendo de la Sala y le da una palmadita en el hombro al que corresponda, accediendo al interior de la Sala.

 

La ineficacia del sistema se puso de inmediato de manifiesto, en la primera prueba, porque cuando el agente judicial salió al pasillo a buscar al primero que debía declarar, alguien había hecho una pelota con el papel de aluminio que envolvía un bocadillo (ya le he dicho, Ministra, que la gente viene muy preparada para las largas esperas, alguno hasta con pijama y orinal, por si acaso) y se había montado un partido de fútbol de azules contra rojos, montando las porterías como en el colegio, con mochilas y abrigos. El partido atrajo la atención de los testigos citados en otros juzgados, que desoyeron su llamamiento, resultando que en todo el día no se pudo celebrar ninguna vista. Al final del partido incluso se montó una barbacoa en los pasillos de la tercera planta, y hay gente que nos ha pedido licencia para abrir un bar para poder vender bebidas. Por cierto, el partido fue muy emocionante y ganaron los de peto azul tres goles a dos, merced a un penalti (que no lo era) que pitó en el último minuto el agente judicial, que se dejó llevar y terminó como árbitro. Este agente sigue encerrado en el juzgado, a la espera de que llegue la policía para escoltarle y así poderse ir a su casa a comer, porque la hinchada de los rojos quiere hablar con él sobre el penalti.

 

MÉTODO “QUE PASE EL DE LAS ALMORRANAS”

 

Haciéndose eco de algunas sugerencias difundidas en redes sociales para llamamientos en consultas médicas, en los juzgados de instrucción se ha probado a llamar a los investigados no por su nombre, sino por el tipo delictivo, y ha sido un auténtico desastre.

 

En la primera prueba, en el Juzgado A se procedió a grito pelado a decir “QUE PASE EL INVESTIGADO POR DELITO FISCAL”. El individuo en cuestión recorrió el pasillo entre los aplausos y vítores de los asistentes, entre gritos de “Messi, Messi”, “Cristiano, Cristiano” o “Mourinho queremos un hijo tuyo”, firmando autógrafos y haciéndose “selfies” con la concurrencia. Al salir de su declaración firmó un contrato para dar seminarios de formación por toda España y otro como enciclopedista, digo tertuliano televiso.

 

La segunda prueba tuvo, si cabe, peores resultados. En el Juzgado B se voceó “QUE PASE EL ACUSADO DE ABUSO DE MENORES” y no pudo dar ni tres pasos. El trozo más grande que se ha encontrado es el dedo gordo de un pie. Es cierto que fue un juicio rápido, que ha ayudado a la descongestión del órgano judicial, pero algo nos indica que no es la vía aconsejable para conseguir una Justicia más rápida.

 

 

MÉTODO CLUEDO

 

En un juzgado de lo social se intentó aprovechar el CLUEDO que los hijos de Su Señoría, que ya son mayores, tienen abandonado, viendo su madre en esta iniciativa ministerial la oportunidad para deshacerse de un trasto. De hecho, también nos ha ofrecido una casa de muñecas y 30 cajas de Lego, que ahí están en una esquina de la sala de vistas. También trajo un Scalextrix, pero después del primer día nadie lo ha vuelto a ver.

 

El caso es que el agente repartió a cada testigo y perito del primer juicio las tarjetas de los personajes (ya sabe, la señorita Escarlata, el Padre Prado, el profesor Mora…), pero cuando salió a vocear el nombre del primero, “Que pase la señora Blanco”, ésta se negó a entrar en sala hasta que no hubieran descubierto al asesino, el arma y la habitación donde tuvo lugar el crimen.

 

MÉTODO DEL ASESINO

 

¿Se acuerda, señora Ministra, del juego del asesino? Era ese juego en el que a todos los jugadores se les repartía una carta, correspondiendo a uno de ellos la señalada como la del asesino, que debía ir matando a los demás guiñándoles el ojo mientras el resto trataba de descubrir su identidad.

 

El caso es que el agente reunió, antes de empezar el primer  juicio del día, a todos los testigos y peritos y les explicó que cada vez que saliera de la sala le guiñaría el ojo a uno cada vez, siendo esa la señal para indicarle que había llegado su turno para declarar. Esa explicación se repitió antes de cada juicio.

 

El sistema parecía perfecto hasta que en el tercer juicio de la mañana una de las testigos llegó tarde, no escuchó la explicación y cuanto el agente le guiñó el ojo le sacudió un tortazo por fresco y atrevido, y le ha denunciado por intentar valerse de su cargo para intentar obtener de ella favores sexuales en el pasillo del Juzgado. El agente se niega a seguir llamando a la gente de este modo.

 

MÉTODO DE LOS COLORES

 

Ha sido toda una cruz, señora Ministra. Con diferencia, el peor de todos.  El sistema consistía en repartir a cada testigo y perito una cartulina de un color determinado e instalar en el pasillo un monitor donde el agente judicial proyectaría desde el interior de la Sala una imagen de las cartulinas, acompañada de una señal sonora, de forma que cuando los testigos y peritos vieran la imagen de la cartulina de su color sabrían que tenían que acceder a la Sala.

 

El caso es que en el primer juicio de la mañana en el Juzgado A el agente proyectó la imagen de una cartulina azul, pero nadie entró en la Sala. Tras una espera de cinco minutos el agente se dio cuenta de que no había emitido la señal sonora y que por eso, quizás, los testigos y peritos, aburridos y medio dormidos no se habían dado cuenta de la aparición en la pantalla de la imagen, por lo que volvió a proyectarla, acompañada, esta vez sí, de la oportuna señal sonora, un agudo y molesto PIIIIIIIIÍ. Al cabo de cinco minutos más nadie entró en la Sala, por lo que se optó por una tercera proyección, prolongando la duración de la señal sonora, pero ni por esas.

 

Así que Su Señoría, hasta las narices ya, mandó al agente a averiguar qué pasaba, y éste se encontró en el pasillo a todos insistiendo a una señora que tenía en la mano la cartulina azul para que entrara en la sala de vistas, a lo que está se negaba rotundamente, alegando que la imagen de la pantalla era azul cobalto y su cartulina era claramente azul Klein. Solo una persona no estaba en contra de ella, pero era porque pensaba que no era ni colbalto ni Klein, sino azul de Prusia y que, por tanto, ninguno tenía razón.

 

En el juzgado B se repitió la escena, pero en este caso con la cartulina blanca, puesto que la señora decía que la imagen de la pantalla era, sin lugar a duda, un blanco lino cuando su cartulina era blanco almendra.

 

En el Juzgado C lo mismo con el naranja: que si no era naranja, sino color melocotón (¡¡¡¡joder, Ministra, que eso es una fruta, no un color!!!!), con otra señora diciendo que más bien era color caldero (lo mismo, ¿cómo puede un caldero ser un color?). Y así, señora Delgado, con toooooooodos y cada uuuuuuuuno de los colores….

 

MÉTODO DE LAS FRUTAS

 

Este método funciona como el de los colores y, lógicamente, ha presentado los mismos problemas: que si la imagen del monitor es una manzana Golden, que es dulzona, y la foto que me han dado es de una Granny Smith, que sí, es verde también , pero más ácida; que si el melotón de la foto es claramente un melocotón rojo y el de la pantalla, que baje Dios y lo vea, es un melocotón de Calanda… No le cuento más, Ministra, porque me entra una tiritera solo con recordarlo…

 

MÉTODO DEL VOLEIBOL

Ya sabe usted, Ministra, que en el juego del voleibol cuando el entrenador ordena un cambio el jugador que va a entrar en pista lleva en alto una tablilla con el número del jugador que va a ser sustituido. Éste al salir del campo recoge de su compañero la tablilla y la coloca junto a las demás, y en caso de que este jugador deba reintegrarse al juego solamente lo puede hacer entrando por el jugador que le sustituyó.

Para la prueba compramos un juego de camisetas con dorsal, que se distribuyeron entre los testigos y peritos, y un juego de tablillas numeradas, custodiado por el agente, de forma que éste sale de la sala de vistas al pasillo manteniendo en alto la tablilla con el número de dorsal correspondiente al testigo o perito al que le toque declarar, que recoge la tablilla y entra en Sala. En el primer juicio que se ha hecho el experimento la cosa ya se ha torcido: el agente ha salido con la tablilla, el testigo la ha cogido y se ha dirigido hacia la sala de vistas, pero cuando el agente le ha querido seguir el resto de personas le ha retenido y no le ha dejado marcharse, porque le han dicho que tenía que esperar a que el testigo declarante volviera con la tablilla para poderse ir. El agente les ha dicho que él no llevaba dorsal y le han contestado que ese era su problema. Y luego, para terminar de liarla, como el agente no volvía Su Señoría le ha pedido al testigo al terminar su declaración que al salir se llevara la tablilla del siguiente, pero los demás le han dicho que no valía, porque el sólo podría ser sustituido por el agente, que recordemos  no tiene dorsal. Esto fue hace una semana. El agente sigue en el pasillo.

 

MÉTODO DEL BINGO

 

En otro Juzgado, a fin de evitar agravios y protestas por el orden de llamada de los testigos y peritos, se repartieron entre éstos cartones con un número y se dispuso para el agente en el pasillo una mesita con un bombo de bingo casero, donde se introducen las bolas con los números asignados a cada persona, de forma que van entrando en sala a medida que el agente extrae de forma aleatoria la bolita con su número. Este sistema funcionó estupendamente durante dos días, pero nos hemos visto compelidos a abandonarlo porque el tercer día el pasillo se llenó con todos los jubilados del barrio, que se trajeron sillas y cartones de bingo de casa, y los tuvimos todo el día ahí. Y encima montaron una protesta tremenda, diciendo «este bingo es una mierda»  porque cuando cantaban línea o bingo no les dábamos ningún premio. Por otra parte, el que un fiscal ludópata, con la excusa de «salgo a tomar un café y a fumar un pitillo», se pasara la mañana enganchado a este bingo, obligando a la suspensión de los juicios que tenía asignados, también ha ayudado a entender que este tampoco era el camino.

 

CONCLUSIÓN

 

Más le vale, Ministra, desechar la idea y dejar las cosas como están, es decir, seguir llamando a la gente por su nombre y apellidos, porque esta prueba piloto, amén de las vistas que no se han podido celebrar porque nadie entraba en la Sala, ha provocado que 4 agentes judiciales hayan pedido cambio de destino; 5 estén de baja por depresión; 2 hayan ingresado en el psiquiátrico y otro se haya tirado desde la cuarta planta al patio del edificio, y nadie se presta voluntario para suplirlos si no se les paga un plus de peligrosidad del puesto. Y ahora, si me lo permite, me voya tomar una tila, porque después de estos días tengo los nervios destrozados.

 

Firmado: el autor

 

Dedicado a la plantilla del Juzgado de Primera Instancia 2 de Palma, años 1989 y 1990, con los que tuve ocasión de trabajar y aprender mucho, recién licenciado, agentes de juzgado y a todos aquellos funcionarios que trabajan en los servicios comunes de notificaciones, que se comen todos los días la parte más dura de la Justicia.